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Para pensar juntos...: "Lo que cuenta es lo que aprendes después de saber" John Wooden

miércoles, 24 de enero de 2007

Pablo Neruda: Quedarnos quietos


[Texto compartido en el Año Nuevo del 2006]


El lúcido poeta Henry D. Thoreau dijo: "Todo el mal del hombre deviene de que no sea capaz de quedarse quieto, a solas, en su habitación". Si paráramos la hiperactividad a la cual el Sistema nos incita... ¿qué pasaría? "Parar el mundo", como dijera Castaneda, para des-hipnotizar nuestra mente y nuestras emociones condicionadas...

La Voz interna de nuestra hondura tiene una condición sutil, de modo que para ser escuchada requiere un tipo especial de Silencio, de Quietud. Seguramente esto ya lo sabes, y por eso te duele el ruido del mundo, en el cual casi nadie puede escuchar a otro, y ni siquiera escucharse a sí mismo...

Y... ¿qué pasaría si muchos, pero muchos de los que poblamos este querible Planeta buscáramos hacer en nuestras vidas un espacio de silencio, un espacio en el que nos corramos de la mecanicidad, del consumo, de la compulsión, de los saludos mecánicos?... ¿Qué pasaría si, cuando den las doce, nos quedáramos al menos internamente quietos, expandiendo nuestra Conciencia hasta abarcar a todos los seres sintientes? Si decidieras hacerlo, es importante que sepas que estarás acompañado de muchos otros a los que quizás jamás llegues a conocer, pero que están ligados a tu Intento, por el sólo hecho de también estar Intentándolo...

Te invitamos, entonces, a que juntos nos sumemos a lo que alguna vez propuso el querido Pablo Neruda:

A CALLARSE

Ahora contaremos doce
y nos quedamos todos quietos.

Por una vez sobre la tierra
no hablemos en ningún idioma,
por un segundo detengámonos,
no movamos tanto los brazos.

Sería un minuto fragante,
sin prisa, sin locomotoras,
todos estaríamos juntos
en una quietud instantánea.

Los pescadores del mar frío
no harían daño a las ballenas
y el trabajador de la sal
miraría sus manos rotas.

Los que preparan guerras verdes,
guerras de gas, guerras de fuego,
victorias sin sobrevivientes,
se pondrían un traje puro
y andarían con sus hermanos
por la sombra, sin hacer nada.

No se confunda lo que quiero
con la inacción definitiva:
la vida es sólo lo que se hace,
no quiero nada con la muerte.

Si no pudimos ser unánimes
moviendo tanto nuestras vidas,
tal vez no hacer nada una vez,
tal vez un gran silencio pueda
interrumpir esta tristeza,
este no entendernos jamás
y amenazarnos con la muerte,
tal vez la tierra nos enseñe
cuando todo parece muerto
y luego todo estaba vivo.

Ahora contaré hasta doce
y tú te callas y yo me voy.

PABLO NERUDA
[Imagen: Nicholas Roerich]

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