A veces somos crueles al
evaluarnos: nos miramos, y creemos repetirnos infinitamente. Aquello en lo que aún somos
torpes, aquello en lo que la sagacidad aún
no se ha despertado del todo... se presenta como inmutable, inmodificable, y
nos autorreprochamos: “Siempre
lo mismo”, “Nunca aprendo!”, “Es inútil todo lo que haga!”... La
palabra “reproche” viene de “reprobación”, “echar en cara”. Y, para crear un
buen vínculo consigo mismo, es indispensable ver esa máquina de reprochar que
llevamos dentro. Porque suele funcionarle mal un dispositivo: el de la perspectiva.
Veamos...
Los procesos de
evolución de la conciencia generalmente requieren que hagamos un alto honesto
en el camino y nos miremos con hondura: nos repetimos, sí; pero si trabajamos
con eso que se repite, nos damos cuenta de que no hay tan exacta repetición. Que,
como decía el querido Jung, hay regresiones
al servicio de la progresión: retrocedemos en apariencia
para ver con más claridad los viejos mecanismos, ingresando a ellos con mayor
conciencia que la última vez. Y en ese aparente retroceso, en ese aparente
estancamiento, si tenemos vocación de ver y si no nos tratamos con crueldad,
observaremos que no estamos caminando en círculo, sino en espiral ascendente.
Que en cada recurrencia de una situación nos damos cuenta de más cosas; que
empezamos a prever que el mecanismo está por funcionar; que, como desarrollamos
la habilidad de pre-verlo y de verlo, dura menos tiempo y tiene menor
virulencia...
Hasta que un día sucede:
la circunstancia "de siempre" se presenta... pero nos sorprendemos
reaccionando de
una manera diferente: ese trabajo sobre sí que parecía estéril
se ha acumulado, formando una masa crítica, y se abre ante nosotros la
alternativa de actuar con una conducta interna o externa que nos asombra: nueva. “No parezco ser yo!”
Sin embargo... ese “yo” es más “sí mismo” que el “yo” que antes éramos! Y eso
no es todo: en todo ese proceso de repeticiones y transformación, lo que
estamos haciendo, a partir de la autoobservación, es modificar circuitos en nuestro
cerebro: el cerebro de la persona que puede decir “Basta!”, por
ejemplo, ya no es el mismo de quien siempre soportaba todo sin poner límites.
(Las Neurociencias pueden certificar ese fenómeno que se da gracias a nuestra plasticidad
cerebral: somos capaces de re-tejer nuestro cerebro a fuerza de constancia...)
Tenerse paciencia
es una actitud que necesitamos aprender a entrenar. Es parte del arte de saber
esperar. Saber
esperar-se! Se parece a cuando viajamos en avión y miramos en
el mapa electrónico de a bordo el puntito que señala por dónde estamos pasando.
Miramos, miramos... y el puntito no se mueve! Parecemos estar detenidos en el
aire. Qué nos falta? Perspectiva
de tiempo. Qué nos sobra? Ansiedad. Si de pronto nos adormecemos
diez minutos, volvemos a mirar... y resulta que estamos sobrevolando otro país!
Desconfiemos de la
visión autopunitiva acerca del “repetirnos”.
Y, si trabajamos con pacientes, tratemos de trazar su historial de salud
para poder apreciar sus progresos: el fruto de su esfuerzo, que posiblemente le
esté pasando desapercibido. Honremos todos ese fruto, trabajosamente cultivado,
que a veces tarda tiempo en madurar. Pero un día la vida lo toca apenas, y,
delicioso, se desprende de la rama...
Escuchemos a la poeta
polaca Wislawa Szymborska (Premio Nobel de Literatura en 1996) hablarnos sobre
esto desde su propia comprensión:
"Nada ocurre dos
veces y no ocurrirá.
Por esta razón nacimos sin práctica y moriremos sin rutina.
Aunque fuéramos los más torpes alumnos en la escuela del mundo
no repetiríamos ningún invierno ni verano.
Por esta razón nacimos sin práctica y moriremos sin rutina.
Aunque fuéramos los más torpes alumnos en la escuela del mundo
no repetiríamos ningún invierno ni verano.
Ningún día se repetirá,
no hay dos noches parecidas
dos besos iguales
ni dos miradas idénticas en los ojos"
no hay dos noches parecidas
dos besos iguales
ni dos miradas idénticas en los ojos"
© Virginia Gawel
Psicóloga, Directora del Centro Transpersonal de Buenos Aires
(En Facebook: Clickear aquí.)
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web www.centrotranspersonal.com.ar
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