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Para pensar juntos...: "Lo que cuenta es lo que aprendes después de saber" John Wooden

domingo, 27 de mayo de 2007

¿Es Ud. raro?

Imagine un sombrero de alas anchas visto de frente (con una pronunciada comba hacia arriba, y una línea horizontal a cada costado). En estadísticas, ese dibujo se llama Campana de Gauss, y grafica distintos asuntos cuantificables, en los cuales la cumbre de la comba representa lo que es mayor en número, y hacia los costados se va alineando lo que es menos numeroso. Bien: si elaboráramos una Campana de Gauss con la idiosincracia de una determinada sociedad, sus gustos, sus elecciones, su manera de pensar y de obrar, en la parte más alta de la campana se hallaría el grueso de la gente, señalando que la mayor cantidad de personas de esa sociedad es de esa determinada manera: compra tales revistas, habla de tales asuntos, mira tales programas de TV, adhiere a tales modas colectivas...

La cúspide de esa Campana de Gauss, entonces, marcaría la norma, -lo más frecuente en esa sociedad-. Quienes están inscriptos en ese rango serían los individuos "normales" (pues el término "normal" no significa "sano", sino... "más frecuente"! A la derecha y a la izquierda, en línea decreciente, se hallarían quienes no pertenecen la norma. Cuanto más a los costados están, menos "normales" son para esa sociedad. Puesto que se alejan del centro del diagrama, también se les llama "ex-céntricos". También la gente que pertenece a la media los llama, -hablando entre sí en vos baja-, "raros". Y es verdad, pues "raro" viene de la misma raíz que "ralo" = "escaso en su género, poco frecuente". Y si bien entre eso "raro" estaría cuantificada hacia un costado de la campana la enfermedad, lo que no alcanzó su desarrollo mínimo, lo bizarro... igualmente están, del otro lado de la campana, quienes son "raros" en el sentido de lo "extra-ordinario" = "lo que se sale del orden más común": personas de extremada originalidad, que piensan diferente, que no entran dentro de la hipnosis colectiva. Son "raros" como lo son las piedras preciosas! Por tener una sensibilidad más abierta, una conciencia más desarrollada, una individualidad más definida, no aceptan apilarse en ese centro de la campana por el mero hecho de no quedar excluidos. Aunque sufran por ello! Y, claro, no es fácil no pertenecer al montón! Pues la sociedad presiona hacia la media, para que todos sus miembros se uniformen. De modo que con frecuencia segrega a ese "raro", sintiéndolo como "peligroso". Así, esa gente extra-ordinaria puede que sienta secretamente como si estuviera "fallada"(cual si pertenecieran al otro lado de la campana!). A esta sensación, en este enfoque de la Psicología le llamamos Inadecuación Esencial.

Y pueden suceder dos cosas: o bien el "raro" se disminuye a sí mismo, coartándose todo despliegue por autopercibirse como defectuoso... o bien en algún punto de la vida se da cuenta de que su "rareza" es una bendición. No es extraño que alguien (un amigo, un terapeuta, un educador, un padre...) alcance a ver a ese "raro" tal cual es, con toda su preciosura, y le ayude a animarse a SER, a desplegar su singularidad, a dejar atrás la sensación de "no sirvo para este mundo - no puedo - no valgo...": connota positivamente su diferencia, alentándole a que no la pierda, a que construya su identidad en base a su "rareza". Es posible que esa persona confíe más en el "raro" de lo que ese "raro" confía en sí mismo! Ve las alas de quien cree ser un reptil. Ahora bien: el "raro" podrá tomar esa ayuda o no: sólo de él dependerá. Como en el bello y breve poema de Guillaume Apollinaire (1880-1918) con el que por hoy nos despedimos:

“Acérquense al borde."
"No podemos. Tenemos miedo."

"Acérquense al borde."
"No podemos. Nos caeremos!"

"Acérquense al borde."
Y se acercaron.
Y él los empujó.
Y ellos volaron.

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domingo, 20 de mayo de 2007

Sobre el desaliento

Un "graffitti" pintado en un muro de Buenos Aires decía: "¡¡Me porté bien y me fue mal!!". Pero... ¡¿cómo?! ¿No es que si uno siembra bueno cosecha bueno? ¿Que si alguien obra desde lo mejor de sí, el Universo le trae justo aquello que más anhela? ¿Que la buena acción es premiada con la felicidad? Francamente, lamentamos decirle que creemos que NO. Al menos NO SIEMPRE, tal desde nuestra mente más básica quisiéramos. Esperar que la relación causa-efecto entre nuestras acciones y sus resultados se dé de esa manera lineal, suele nacer desde nuestros aspectos más niños. Vivir a partir de la rectitud no nos priva del fracaso, del escarnio, de la ingratitud, de los impedimentos a repetición, de la infelicidad... ¿Acaso la historia de los mejores ejemplares de nuestra especie no nos muestra eso, una y otra vez? De modo que, si esto es lo que a Ud. le sucede, le avisamos que NO NECESARIAMENTE ES QUE ESTÉ HACIENDO MAL LAS COSAS, y que a los demás SÍ la vida les devuelva, linealmente, bien por bien, en tanto que a Ud. NO!

Pero... ENTONCES??!! Entonces... A PESAR DE TODO, seguir actuando desde lo mejor de sí, sin perder el cuidado de sí, pero siendo más maduros respecto del "retorno" que esperamos acerca de nuestras acciones. Krishnamurti le llamaba "acción sin opción": cuando desde lo más hondo se ha decidido vivir a partir de lo recto, ya no hay otra opción disponible, independientemente de que la vida "nos premie" o no. Y no hay opción porque actuar de un modo menos digno violentaría nuestra integridad más profunda. Perder esas expectativas infantiles (a veces basadas en una espiritualidad aún poco madura), inicialmente puede resultar desalentador. Sin embargo, a partir de allí podemos estar más firmemente enraizados en los valores desde lo cual hemos decidido vivir. El "premio" mayor será el íntimo sabor de, a pesar de todo, NO HABERSE TRAICIONADO A SÍ MISMO respecto de lo mejor de sí.

La Madre Teresa de Calcuta tenía en la pared de su claustro un texto que queremos hoy compartir. Nos habla de esto. Un dato que no es menor, es que su autor, al escribirlo, sólo tenía 19 años. Y ya se había dado cuenta! (En su adultez, se graduaría en Harvard, y aún hoy es escritor y conferencista sobre estos temas.) Quizás sea como para llevar consigo, sin perder de vista que, junto con ello, necesitamos aprender a cuidar mejor de nosotros mismos, después de cada vez, para no perder nunca nuestras ganas de seguir siendo quien hemos elegido ser:

La gente no es razonable: es ilógica y egoísta.
De cualquier manera, ama a la gente.
Si haces el bien, la gente te acusará
de motivos egoístas y ocultos.
De cualquier manera, haz el bien.

Si eres exitoso, te ganarás falsos amigos
y verdaderos enemigos.
De cualquier manera, sé exitoso.

El bien que hagas hoy será olvidado mañana.
De cualquier manera, haz el bien.

La honestidad y la franqueza te hacen vulnerable.
De cualquier manera, sé honesto y franco.

La persona más grande con las ideas más grandes
puede ser derribada
por la persona más pequeña con la mente más pequeña.
De cualquier manera, piensa en grande.
Lo que has tardado años en construir
puede ser destruido de la noche a la mañana.
De cualquier manera, construye.

La gente en verdad necesita ayuda,
pero puede atacarte si lo haces.
De cualquier manera, ayúdalos.

Da al mundo lo mejor que tienes
y puede ser que te pateen los dientes.
De cualquier manera, da al mundo lo mejor que tienes.

Dr. Kent M. Keith

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Ilustración: "Conversation with light", de Paula Temple

domingo, 13 de mayo de 2007

Afrontar el problema (una historia real)

No importa cuán previsores seamos: la vida va presentando, aquí y allá, el desafío de lo imprevisto... que a veces nos toma totalmente inermes! O al menos aparentemente inermes. Veamos... Nuestra especie tiene distintas alternativas para resolver problemas. Las principales son:

1- Lanzarnos vigorosamente contra la circunstancia, arremetiendo de modo contundente.
2 - Esperar con inteligencia, hasta que la situación pase, o bien hasta que se aclaren las circunstancias.
3 - Retirarnos de la situación, a sabiendas de que cualquiera de las dos opciones anteriores sólo la agravarán.

En la mayoría de los animales, estas tres opciones se resumen en tres mecanismos ante una situación de riesgo: lugar, quedarse paralizado, o huir. Rara vez (aunque no siempre) un animal puede elegir hacer algo diferente de lo que su instinto tiene programado. El animal humano, en cambio, si se mantiene lúcido, podría llegar a elegir cuál de las tres alternativas sería la apropiada en cada circunstancia. Es más: dispondría de una cuarta alternativa: el recurso inconsciente. ¿Qué es eso? Dejar salir desde lo más profundo un tipo de respuesta no catalogable entre las otras tres, que se caracteriza por ser sumamente creativa, ingeniosa, imprevisible desde la lógica, y capaz de ser implementada aún en condiciones de muy escasos recursos externos. A veces, inclusive, ese tipo de respuesta puede tener hasta cierto toque de humor, cierta gracia... Hay un relato inolvidable que describe esta posibilidad. El protagonista es Giuseppe Lanza del Vasto (1901-1981). Filósofo, poeta y artista, fue uno de los principales discípulos de Gandhi, trabajando en el diálogo interreligioso, el activismo ecológico y la no-violencia (misión para la cual fundó el Movimiento del Arca, aún existente).

Habiendo escuchado sobre el accionar de Gandhi en la India y su obrar desde la no-violencia, quedó tan impactado en su alma que decidió renunciar a su acomodada posición socioeconómica en Italia, y asumir en cambio una pobreza voluntaria. En busca de su propio espíritu, hacia el final de su primera juventud, viajó hasta la India, y dispuso para sí mismo que debía probarse qué saldría de su interior ante circunstancias no tan cómodas como las de su crianza, sino tan rudas como las de cualquier pobre del mundo. Así, comenzó este viaje iniciático que luego relataría en su libro "Peregrinación a las Fuentes". Eligió llevar el mínimo de recursos materiales: un taparrabos, unas sandalias muy sencillas, una escudilla de lata y un pequeño cuchillo con el que tallar madera y abrir las frutas silvestres. Así, casi desnudo, se largó a andar los senderos de aquél vasto continente, en un peregrinaje que le llevaría a ser quien fue.

Cuenta Lanza que un día iba a paso firme por un sendero de la selva, rodeado de altísimas cañas, y escuchando sólo los agrestes sonidos de la Naturaleza. De pronto, allí estaba: como una aprición de otro mundo, se asomó entre el verde follaje la enormísima cabeza de un Tigre de Bengala. Ambos se miraron a los ojos. Era muy corta la distancia entre uno y otro. Ese humano era la presa más fácil imaginable: ya sea que huyera, que quedara paralizado, o bien que se tirara contra el tigre con su insignificante cuchillo, el fin era inevitablemente el mismo. Sin embargo, en ese momento, nació del interior del joven una conducta insólita, aún para sí mismo. (Nuestro Inconsciente es muy capaz de hacer estas cosas!...). Sin bajar la vista, Lanza le sonrió al animal, y lentamente comenzó a subir su escudilla a la altura de su propio hombro, dejándola colgar entre la punta de sus dedos, como si fuera un gong oriental, o una campana. Con la otra mano, también lentamente, subió su cuchillo, sosteniéndolo del lado del filo... y comenzó a golpetear la escudilla con el mango del cuchillo, ejecutando una improvisada música con cautivante ritmo. Siguiendo el son, Lanza comenzó a dar pequeños saltos, danzando con pasos gráciles, a izquierda y derecha, mientras imperceptiblemente retrocedía. El tigre quedó estupefacto! Por qué? Porque, como depredador, un tigre está programado sólo para responder a alguna de esas tres reacciones básicas de su posible presa... pero no está preparado para esto! Cuenta Lanza que el tigre se quedó sentado, mirándolo un rato, quizás sin saber qué hacer, inclinando la cabeza hacia un costado y hacia el otro, como preguntándose qué demonios estaba sucediendo. Y luego de mirar y mirar al danzarín... simplemente se levantó y se fue. Lanza nunca olvidaría la preciosa enseñanza que esta circunstancia le había regalado...

¿Qué habría pasado si aquel joven se hubiese resignado a su suerte... o si se hubiese limitado a autoinculparse por estar allí... o bien a lamentarse de su mala suerte... o a maldecir la aparición del tigre? Si quiere, llévese a este tigre consigo. O, mejor: sepa que dentro de sí, para los momentos de emergencia, Ud. guarda alguna escudilla, algún pequeño cuchillo, pero, sobre todo, su invaluable capacidad de danzar, dejando que emerja de lo profundo una inteligencia que siempre está disponible... -sobre todo si uno confía en ella!-.

- Clickeando aquí podrá encontrar una frase de Einstein sobre este tema, y también una bellisima ilustración del pintor naturalista Guy Coheleach.
-NUEVO FORO: También a clickear aquí encontrará UN NUEVO FORO para compartir alguna historia personal que este tema le haya recordado: la posibilidad de extraer de lo interno un recurso impensado, creativo, ingenioso... que nace de esa inteligencia inconsciente, siempre disponible. Así podremos, como siempre, APRENDER TODOS DE TODOS...
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Ilustración: Guhy Coheleach, www.guysart.com

domingo, 6 de mayo de 2007

¿Qué decimos cuando decimos "Gracias!"?

Como esta expresión con frecuencia parece en nuestra sociedad ir cayendo desuso, hoy queremos "resucitarla" . Porque sin ella, somos menos que una máquina: aún los animales son agradecidos... y quizás hasta las plantas, retribuyéndonos nuestros cuidados! Pero... ¿qué significa la expresión "Gracias!"? Si Ud. busca en el diccionario, hallará que "Gracia" se define como "Un don de Dios, obtenido aún sin mérito de quien lo recibe".

Lo que en el Misticismo se llama "estados de Gracia" refiere a esos momentos en que uno puede sentir un gozo que parece no tener que ver con logros de este mundo: hay en él una sensación de completud, de pertenecer al Todo, de estar en contacto con el Sentido de todas las cosas (un Sentido no-intelectual, desde el cual percibimos que hay "Algo Más" detrás de lo evidente). Puede que la persona sea creyente o no: no importa. En ese momento, su pecho respira "otro Aire", y es posible que vea la realidad con cierta Belleza inexplicable, teñida por un Amor-sin-objeto (así se llama el Amor en sí, que no necesariamente se deposita sobre alguien en particular, sino que es más bien como una radiancia...). Esos momentos de Gracia, aunque luego se evaporen, pueden dejar una huella profunda. Es como bajar al valle luego de haberlo visto todo desde la cima de una montaña: habrá "otro mapa" de lo que vayamos viendo...

De modo que cuando Ud. le dice a alguien "Gracias!", lo que está diciéndole es algo así como: "Te deseo que la Inteligencia Creadora ,[como cada uno la entienda], te dispense momentos... así: benditos. De Gozo. De Sentido. De Radiancia. De Gracia...". Nada menos! Yo, Eduardo, les invito a escuchar una breve anécdota real que Virginia nos quiere compartir sobre este tema:

"Yo era pequeña, y vivía en la granja de mis abuelos, en medio del campo, absorbiendo la Naturaleza. Ya había comenzado la tarde en ese día de invierno: recuerdo que hacía frío, y cuando uno hablaba salía de la boca un vapor espeso que me causaba gracia y asombro.

De pronto, por la escasamente transitada calle de tierra, apareció un señor. Quizás por mi edad, me pareció bastante mayor. Golpeó las manos para que alguien en casa le atendiera; yo le espiaba entre los arbustos. (Era toda una rareza que alguien desconocido se allegara a ese apartado lugar!). Salieron al mismo tiempo mi abuelo y mi madre. Mi abuelo le preguntó, con voz firme, entre desconfiado y cordial: "Qué quiere!?". Para mi sorpresa, el hombre no emitió palabra: sólo hizo un gesto de saludo, con una sonrisa amistosa, se tocó el abdomen con la palma de la mano poniendo cara de dolor, y luego abrió la boca, moviendo su mano derecha como si se echara alimento dentro. Mi madre me miró y me dijo por lo bajo: "Tiene hambre, y, -pobre!- es mudo." En mi escasa relación con la gente, yo nunca había visto aún un mudo! Sabía que existían, pero jamás había estado cerca de uno "de carne y hueso". Me produjo una compasiva fascinación, -sentimiento aún extraño para una criatura, pero que se iría volviendo muy mío-.

El abuelo miró a mamá, y mamá, con amorosa autoridad, le hizo al hombre un gesto de que esperara, yéndose hacia dentro de la casa. (Quién sabe por qué a los mudos uno no les habla, dando por sentado que tampoco escuchan...) El abuelo se quedó, vigilando la situación, y aunque me mandó para adentro, inusualmente no le obedecí.

Mi familia para ese entonces era verdaderamente pobre: dependía de la bondad de cada cosecha, y de algunos pocos productos caseros de la granja. Sin embargo, al rato mi madre apareció con un sandwich enooorme! Era un pan entero, del cual sobresalían fetas de todos los colores (seguramente todo un poco de cada cosa de las que pudo encontrar en la casa), y una bolsita con frutas de estación. Cuando el hombre vio lo que mamá con gesto generoso le ofrecía, abrió sus ojos desmesuradamente, y una sonrisa más ancha que sus propios labios le transfiguró sus facciones. Y fue tal su alegría, -nacida de un hambe bien real, y tal vez de haber sido rechazado en otras casas-, que, para sorpresa de todos, de su boca salió, sonoro, y perfecto, un expresivo "GRACIAS!!!!", con innegable franqueza. Luego hizo un gesto de saludo con la mano, se dio vuelta, y se marchó a paso rápido, calle arriba. El abuelo y mamá se miraron, azorados, me miraron a mí, y los tres nos largamos a reír a carcajadas.

Nunca olvidaré esta historia. Había habido una mentira, es cierto. Y ser veraz es un valor innegociable en mi familia. Sin embargo comprendí, aún a esa edad, que ser agradecido a veces puede ser tan o más importante que ser veraz . Cada tanto me acuerdo de aquél "mudo", que jamás volvió a aparecer por casa. Me había dejado para siempre una enseñanza inolvidable: creo que desde ese día me prometí a mí misma no ser nunca muda para dar las Gracias."

Si quiere acompañarnos en nuestro empeño de resucitar esta palabra... hágalo ahora: todos la necesitamos! Envíe un mail, llame por teléfono, dígaselo a quienes viven con Usted, al portero de su edificio, al vigilante de la esquina... y a quienes en su pasado le dieron lo que Ud. necesitó, pues eso también es cerrar círculos de la propia historia. Hoy, mañana... no se demore demasiado. Y, si quiere y puede, asegúrese de no ser nunca mudo para decir "Gracias!".
- Algo más: está disponible el texto de la conferencia virtual que ofreciéramos sobre el tema "Cerrar el pasado: dolor, elaboración y desapego". Si quisiera acceder a él clickee aquí. Lo hallará en el sector llamado "Fogones".
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Ilustración: "Breakfast in France", de Sue Loder.