No es nuestra intención consolarle. Sólo queremos avisarle que NO: Ud. no es el único. Es más: igual visión de sí la describen quienes han tenido mayor lucidez dentro de la especie humana. Hasta el mismo Dante comienza su "Divina Comedia" diciendo: "En el medio del camino de la vida / yo me encontraba en una senda oscura / en que la recta vía había perdido". Y allí comienza a transitar paraísos, purgatorios e infiernos: a partir de su propia confusión. Ese "medio del camino" es, justamente, la edad en que uno empieza a ser más objetivo consigo mismo. Y se enoja consigo y con lo que vivió. Con lo que hizo y con lo que no hizo. Puede que llegue a un nivel de dureza en el autojuzgamiento como tal vez jamás haya tenido para con nadie! De allí es que viene la palabra "remordimiento": volver a morderse a sí mismo, una y otra vez. ¿Hasta cuándo? La respuesta es: hasta morir. Pero no hasta que muera el cuerpo: morir a lo que fuimos, a lo que no hicimos, a lo que hicimos mal, a lo que "tendría que haber sido". Ese "morir" es aceptar lo que SÍ FUE. Y apreciar nuestro esfuerzo por comprender, a pesar del error. En esa aceptación está el cese del sufrimiento. Y se llega a ella no mágicamente, sino como fruto de un proceso.
En ese punto, es posible que nos dé descanso comprender que nuestra alma (o, como le llaman en Oriente, nuestro Atman, nuestra porción de lo Sagrado) necesitó de tanto desacierto, -y de tanto acierto!- para roturar nuestra coraza externa y emerger, como la semilla en la tierra. Entonces, los desaciertos se convierten en el abono de la modestia y, junto con los aciertos, pueden señalar por dónde es la otra mitad del camino. Desde esa modestia, quizás logremos dejar de querer controlarlo todo, de querer ser perfectos, y permitir en cambio que esa porción de lo Sagrado sea quien direccione nuestra vida... atentos a que vendrán nuevos desaciertos! Pero será menos difícil capitalizarlos, sin re-mordernos (que a esa altura ya sería mero sufrimiento inútil).
Aquí va un texto del lúcido Herman Hesse, quien en su libro "Siddhartha" describió justamente ese proceso (que él mismo transitó, y por eso pudo expresar con tanta claridad). Al leero, uno podrá decirse: "Si él lo vivió, ¿por qué no yo?":
“-...Qué extraña ha sido realmente mi vida! -pensó-. Qué rodeos tan curiosos ha dado!...Qué camino el mío, sin embargo! Cuánta estupidez, cuántos errores, disgustos, dolores y desilusiones he tenido que soportar sólo para poder volver a ser un niño y empezar de nuevo!... He tenido que probar la desesperación, rebajarme ante la más insensata de las ideas, la del suicidio, para poder sentir la gracia, para volver a oír el Om, para volver a dormir bien y a despertarme tranquilo. He tenido que convertirme en un loco para redescubrir el Atman en mi interior.
En ese momento dejó Siddhartha de luchar contra el destino; en ese momento dejó de sufrir..."
Si Ud. se siente identificado con lo que aquí le hemos compartido, ojalá que de este modo sencillo le estemos acompañando en su propio proceso, a partir del nuestro...
- Clickeando aquí podrá encontrar un pensamiento sobre este tema, del escritor Richard Bach, -a quien seguramente Ud. conoce por su libro "Juan Salvador Gaviota"-, para que le acompañe durante esta semana. En nuestra Revista Digital Nro. 3 podrá hallar más detalles sobre vida y obra de Herman Hesse. Para acceder a ese material clickear aquí.
- Hemos inaugurado un nuevo blog, llamado Onírica 2000. En él podrá hallar material relacionado con el tema del Inconsciente y los sueños, e iremos renovándolo frecuentemente, para convidar herramientas que le puedan ser de utilidad en el conocimiento de sí. Para visitar ese blog, clickee aquí.
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Imagen: Antigua tangka del Budismo.
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